Todos cometemos errores
De cómo el ingenioso youtuber se sorprende con lo complicado que es la buena atención al cliente.
Te cuento.
Esta mañana volaba de Madrid a Gran Canaria.
Al training camp.
He salido de casa a las tres y media de la madrugada. He llegado a Madrid a las siete y cuarto, y me he comido 45’ finales de cola para facturar.
Buenos días
Buenos días.
La conversación con la asistente técnica de mostrador (supongo que en LinkedIn se define así) empezaba bien.
Le doy el DNI.
No le encuentro.
Le enseño el cuerre de haber hecho el checkin.
Ahhhh, vale. Es que hombre, ha puesto usted que se llama DIEGORODRIGUEZCATALAN.
Así, todo seguido.
Y de apellido también ha puesto DIEGORODRIGUEZCATALAN.
A ver, ¿no es más probable que yo lo haya rellenado bien, y los automatismos de la app hayan rellenado huecos?
Señor: todos cometemos errores, la próxima vez fíjese.
Pues nada, la aerolínea de marras, en nombre de su asistenta integral de mostradores y correcciones, me ha tratado de anormal.
Que lo soy, sí, pero prefiero que no me lo verbalicen. Y menos a las siete de la mañana de un sábado.
Así que la moraleja es clara: a atender hay que enseñar.
La diferencia entre lo que me ha dicho y un “jajajaj, nada, encontrado, aparece usted con el nombre todo seguido” es un cliente escribiendo una newsletter.
Chispún.
Diego Rodríguez escucha avisos de retraso por megafonía.
Diego Rodríguez ha comido hoy un bocadillo de salchichón.
Diego Rodríguez sueña con dormir una siesta larga.
Uno espera de la gente lo mismo que uno haría, pero no es así….
Endiablados automatismos!!