Pagar por hacer trampas es de tontos

De cómo el ingenioso youtuber cada vez está más cansado de ver pelotones en los triatlones.

Hacer trampas es de mala gente. Además, si pagas por hacerlas, es que eres tonto.

Esta temporada he estado en dos triatlones -TriXilxes y EPIC- y en varios duatlones de larga distancia.

Y entre nosotros, cada vez tengo menos ganas de hacer triatlón.

El sábado, en Oropesa, compitiendo, me daba ganas de gritar a todo dios.

Dos eran las notas predominantes: el blocking y el drafting.

«No tienes ni puta idea» me espetó un fulano que me adelantó por la derecha, por el arcén, cuando le dije que no me podía adelantar por ahí.

Mañana haré un vídeo en el canal de Youtube a colación de esto. Que además es que no nos sabemos las normas.

El de resumen de la prueba ya está, por cierto:

Y vendrá la gente a decir que es que en ese recorrido no se podían meter a mil personas, que no hacer drafting era imposible.

Mentira.

Mentira y gorda.

No hay ni una puta foto mía haciendo drafting, ayer estuve revisando las que envió organización. Si me adelantaban frenaba. Y si llegaba a una grupeta, me pegaba un calentón para ponerme en cabeza.

Y me pegué unos cuantos.

Me conoce todo dios, la reputación me va en ello.

Podría poner aquí toda la normativa tanto de World Triathlon como de la Federación Española, pero me parece bastante coñazo. Es el Artículo 5.7 del Reglamento de Competiciones.

El que quiera que se lo lea.

Infografía: World Triathlon

Y sobre el blocking, más de lo mismo.

Si nos superan, tenemos 25 segundos para salir del espacio de drafting. Es decir: se frena, no es “me pongo al otro lado para seguir a mi ritmo”.

NO ES PONERSE AL LADO. ESO ES BLOCKING.

Se sanciona con tarjeta amarilla.

Pero nos lo resbala todo.

Nos pensamos que por tener una calzada amplia, nos podemos poner a la izquierda de alguien, e ir a la par. Y no, porque impedimos el adelantamiento de quien viene por detrás más deprisa.

Si no puedes adelantar a alguien, pero sí mantener su ritmo, tienes dos opciones: o te pegas el calentón para terminar de rebasarle, o frenas y te vuelves a echar atrás.

Soy consciente de que un altísimo porcentaje de la gente bloquea por desconocimiento.

Es una putada hacerlo mal sin querer.

Seguro que son buena gente.
Seguro que saludan al entrar en el ascensor.
Seguro que pagan sus impuestos.

Pero, en el fondo, ignorantia legis non excusat, “el desconocimiento de la norma no exime de su cumplimiento”.

Y sobre los tramposos, los que draftean, los que se pegan a otros, los que van a dos metros, a uno, los que el sábado dejaban de pedalear para recuperar pegados a la rueda de otros: hacer trampas es miserable.

Y de tontos.

No me gusta la gente que hace trampas.
No me gusta la gente egoísta, que solo piensa en ella.
No me gusta la gente que busca atajos.
No me gusta la gente que paga o cobra en negro.
No me gusta la gente que piensa que es más lista que el resto.

Hacer trampas nos rebaja como personas.

Si estás leyendo ahora mismo y te sientes identificado, y estás pensando «Diego, tramposo tu puta madre», chico, es lo que hay.

Me gusta la gente con ética.
Me gusta la gente que se esfuerza por hacer las cosas bien.
Me gusta la gente que se va a la cama con la conciencia tranquila.
Me gusta la gente que compite limpiamente. Y que gana o pierde, pero lo hace con la cabeza alta.

Y chispún.

Diego Rodríguez escucha Noche oscura de Depedro.
Diego Rodríguez no ha comido nada hoy aún.
Diego Rodríguez sueña con tener tiempo para salir con la gravel a mediodía.