El ratón de Stevie Wonder
De cómo el ingenioso youtuber aprendió que a veces el talento suena bajito
¿Eres de los que sabe cuáles son sus virtudes… pero no se las cree?
Pues te voy a contar la historia de Stevie Wonder y su ratón.
Stevie, antes de cantar lo del We are the world, we are the children, era un niño ciego, negro y pobre en Detroit.
Lo tenía todo para no destacar.
Y encima en su cole no esperaban una mierda de él.
A ver, ciego, negro y pobre, pues imagina.
La cosa es que un día se coló un ratón en su clase.
La chavalada entró en pánico: gritos, carreras, caos.
Pero la profesora, a lo maestro Jedi, ni se movió y le dijo a Stevie:
«Tú puedes encontrarlo».
Así que él afinó el oído, y en plan Daredevil señaló a la papelera.
Y ahí estaba el bicho.
Ese día, por primera vez, alguien le habló de lo que sí podía hacer.
No de lo que le faltaba.
Contada la historia, se viene la reflexión: para mí, esas cosas cambian una vida.
Porque si nadie te recuerda que vales, cuesta creerlo.
Y si tú no lo crees, nunca lo sacas.
Nos pasamos la vida obsesionados con tapar carencias.
Cuando lo que de verdad sirve es confiar en lo que tenemos.
Que lo mismo es correr, lo mismo es cantar, lo mismo es acertar con una bola de papel en una canasta, de espaldas y con los ojos cerrados.
Pero como un día dijo Berto Romero, todos somos los mejores del mundo en algo, lo que pasa es que no tenemos ni puta idea de en qué.
A no ser que alguien nos lo diga, que ahí ya solo nos toca creérnoslo.
Igual lo tuyo no es encontrar ratones, pero sí tienes algo.
Así que solo queda aprovecharlo y sacarlo partido.
Y hasta aquí la newsletter motivacional que podrías imprimir en una taza.
Por cierto, tengo un ebook.
Diego Rodríguez escucha I just called to say I love you de Stevie Wonder.
Diego Rodríguez ha comido medio bocadillito de jamón y queso.
Diego Rodríguez sueña con sus dos horas de bici.