El puto Barbas de Planeta Triatlón
De cómo el ingenioso youtuber entendió que un insulto pesa más que cien aplausos (aunque no debería)
Ayer grabé en Challenge Mogán Gran Canaria. Muy bonico todo. Y qué bueno hace, qué copón.
En un rato el vídeo en Youtube.
Pero no es esa la promo que quiero hacer. La cosa es que estaba yo plácidamente grabando en la carrera a pie. Que si un PRO por aquí, un grupo de edad por allí…
Y en una de estas, que me grita un fulano.
«¡Hostia, el puto Barbas de Planeta Triatlón, retírate, qué malo eres!»
Así, en frío.
Sin conocernos de nada.
Sin haber follado antes.
Sin venir a cuento.
Como quien escupe en el suelo.
Curiosamente, ayer, no exagero, treinta personas distintas se acercaron a darme las gracias. Antes, durante y después.
Por el trabajo.
Por los vídeos.
Por la revista.
Por estar.
Treinta.
(Si son 27 no me lo tengáis en cuenta, es a ojo).
Pero ¿sabes en qué estaba yo?
En el run-run del fulano. Il piti birbis de Pliniti Triitlín.
Y es curioso.
Porque da igual que el 98% te aplauda.
Nos quedamos enganchados al 2% que nos da la hostia.
Nos olvidamos de todo lo bueno y nos revolcamos en la única mierda que encontramos.
Y dicho ésto, en el fondo el fulano que me lo dijo me puede comer los huevos por abajo.
No obstante, esto lo hablaba un día con Javi Sancho, el humorista.
«Puedo tener un vídeo que viralice, 200.000 visualizaciones, mil tíos dándome las gracias, y luego viene uno, me llama “pedazo de hijo de puta” y me jode la tarde», me decía.
Y es así.
No nos define lo que hacemos bien.
Nos envenenamos con lo que nos señalan mal.
Nos enseñaron a buscar la perfección.
No a gestionar el ruido.
Y así nos va:
Hipersensibles al insulto.
Ciegos al agradecimiento.
Obsesionados con gustar a todos.
Así que, si hoy alguien te dice algo feo…
acuérdate:
no vienes a ser perfecto.
Vienes a hacer tu trabajo.
Y si además hay gente que te dan las gracias,
ya tienes mucho más de lo que necesita cualquiera para seguir.
Diego Rodríguez escucha You make me sick de Satan’s rats.
Diego Rodríguez ha comido hoy pincho de tortilla.
Diego Rodríguez sueña con una buena siesta.