¿A qué se dedica Lola Lolita?
De cómo el ingenioso youtuber está hasta las narices de los influencers.
No tenía tema para la newsletter de hoy y me lo acaba de dar Judit.
Gracias, Judit.
Lola Lolita.
Te juro que no tenía ni puta idea de quién era Lola Lolita hasta hace unas semanas.
Es una influencer.
Influenser.
In
flu
en
cer.
Alguien que ha perdido 30.000 seguidores de los cuatro millones que tiene en diez días porque en un vídeo de otro in-flu-en-cer ha dejado entrever cómo es ella en realidad.
Que una cosa es el personaje.
Y otra la persona.
Y que ella, en el fondo, es una gilipollas de cuidado.
Engreída, déspota y avara.
Un día, en el que tuve que lidiar con uno de estos con muchos millones y que no sabía hacer la o con un canuto, escribí en mi blog: «estamos convirtiendo en líderes de masas a auténticos gilipollas».
Me estoy quedando a gusto, eh.
No sé.
Una cosa es entretener y otra aportar valor.
Y se puede hacer la primera partiendo de la segunda.
Sin pedirlo, me he encontrado con la suerte de vivir gracias a que entretengo.
Pero quiero pensar que aporto algo.
Que lo mismo no.
Que lo mismo la gente no tiene ni idea de a qué me dedico y estoy en las mismas que la Lola Lolita esta.
En la vida hay que intentar hacer que lo hagamos sirva para algo.
Que enriquezca.
Que tenga un propósito.
Que no sea solo ruido.
Porque ruido ya hay demasiado.
No sé (bis).
Yo no quiero gustar por gustar.
Ni parecer simpático. Ni correcto. Ni cercano.
Quiero que, si estás leyendo esto, sientas que no te he hecho perder el tiempo.
Y eso, algunos días, es más difícil que otros.
Hoy, por ejemplo.
Pero aun así lo intento.
Y ya.
Chispún.
Diego Rodríguez escucha el ventilador del ordenador a todo volumen.
Diego Rodríguez ha comido hoy su tradicional pulga de jamón.
Diego Rodríguez sueña con que haga fresco en casa.